domingo, 16 de noviembre de 2008

Esta monografia participo en el V Concurso Nacional de Monografias de la Comision Nacional de Valores, la cual fue declarada desierta en el 2008.

INDICE

Introducción

 

El Mercado de Valores como alternativa de ahorro e inversión

 

Financiamiento alternativo para empresas en Panamá

 

Conclusiones

 

Recomendaciones

 

Bibliografía

Introducción

Cuando hablamos de democracia y participación siempre nos estamos refiriendo a algún evento político. Sin embargo, en este caso en particular, estamos hablado específicamente del mercado de Valores en Panamá, y de cómo podemos hacer para que más emisores – de todos los tamaños – puedan entrar a ofrecer sus valores en el mercado, y que, al mismo tiempo, puedan participar diferentes tipos de inversionistas – inclusive los pequeños ahorristas.

 

Cuando no hay democracia no estamos hablando de que exista un solo tirano en el mercado que no permita que este último sea realmente democrático, sino que nos referimos a que el mercado está hecho solo para que las grandes empresas puedan emitir valores, y que los grandes inversionistas sean los únicos que puedan invertir en la compra de los valores emitidos.

 

No es porque existan prohibiciones o leyes específicas contra los pequeños emisores o los pequeños inversionistas, sino que no existe una promoción adecuada para que esto suceda. Veamos ahora como nace nuestro mercado de valores y analicemos las raíces históricas de esta falta de participación.

 

A pesar que la Comisión Nacional de Valores fue creada en el año 1970, luego del golpe de estado que estableció el régimen militar que gobernó nuestro país desde 1968 a 1989, por medio del Decreto de Gabinete 247 del mismo año, no es sino cuando se crea la Bolsa de Valores de Panamá en Junio de 1990, que el mercado de valores realmente nace en Panamá.

 

Este decreto 247, que establece la génesis del mercado de valores en Panamá como un negocio regulado, confiere las siguientes atribuciones a la Comisión Nacional de Valores:

 

a)     Verificar la veracidad de la información que deberán suministrar las sociedades conforme se establece en el presente Decreto de Gabinete sobre fondos mutuos.

 

b)     Autorizar, negar o suspender la venta al público de acciones o valores de acuerdo con lo que establece el presente Decreto de Gabinete.

 

c)      Coordinar con las Cámaras de Comercio, Sindicatos de Industriales y demás organizaciones similares, sobre la forma más efectiva y ágil de emisión de valores en la localidad, al igual que promover transacciones bursátiles, adecuadas para el crecimiento y desarrollo de la economía.

 

d)     Resolver las solicitudes que se le dirijan al tenor de lo dispuesto en este Decreto de Gabinete sobre fondos mutuos.

 

e)     Expedir a los agentes vendedores de fondos mutuos y valores, la respectiva licencia y revocarla de acuerdo con lo establecido en este Decreto de Gabinete.

 

f)       Velar porque las compañías de fondos mutuos establecidas o que se establezcan en el país, cumplan con las obligaciones que se les imponen en este Decreto de Gabinete y en el Decreto de Gabinete sobre fondos mutuos.

 

g)     Velar porque los distribuidores autorizados de fondos mutuos establecidos o que se establezcan en el país, cumplan con las obligaciones que se les imponen en este Decreto de Gabinete y en el Decreto de Gabinete sobre fondos mutuos.

 

h)     Examinar, por lo menos una vez al año, los estados financieros que deben presentar las compañías que vendan acciones, valores o fondos mutuos de acuerdo con el presente Decreto de Gabinete.

 

i)        Velar por el cumplimiento de todas las disposiciones legales vigentes por parte de quienes se dediquen a las distintas actividades contempladas en el presente Decreto de Gabinete y en el Decreto de Gabinete sobre fondos mutuos.[1]

 

Como se puede ver, el Decreto de Gabinete 247, en ningún momento habla sobre la labor de la Comisión en impulsar un mercado de valores que ofrezca alternativas de ahorro o inversión al pequeño ahorrista o inversionista.

 

De hecho, de acuerdo al Artículo 6to de dicho Decreto de Gabinete nos dice: “Quedan sujetas al régimen del presente Decreto de Gabinete las sociedades que dentro del territorio nacional ofrezcan en venta al público sus propias acciones, fondos mutuos o cualesquiera otros valores por los medios publicitarios usuales; por medio del correo, cable, teléfono o telégrafo; por medio de distribuidores, agentes vendedores, corredores, o intermediarios o por cualquier medio que a juicio de la Comisión Nacional de Valores, signifique oferta, distribución o venta a personas indeterminadas o posibles compradores”, el cual es más específico sobre la regulación del mercado, y que en ningún momento menciona nada acerca de los posibles inversionistas.

 

No es sino hasta que llegamos al Título V, De la Protección de los Accionistas Minoritarios, que se menciona algo muy somero sobre los inversionistas, pero más que nada está dirigido a su protección como accionistas de la empresa, y los derechos que tienen en juntas directivas, asambleas ordinarias y extraordinarias.

 

Esto se traduce en que desde su origen, la Comisión Nacional de Valores no fue hecha para promover el mercado como ente, sino a regularlo, ejerciendo una labor de autoridad, pero sin ningún tipo de obligaciones de impulso, mercadeo, educación y comunicación del mercado de valores,  tanto a emisores como a inversionistas.

 

De allí que el mercado no inicia su desarrollo sino hasta el momento de fundarse la Bolsa de Valores de Panamá y es allí cuando el mercado empieza a moverse, fundamentado en el Decreto 44 del 31 de mayo de 1988. Este autoriza la creación de bolsa de valores y se reglamenta su instalación y funcionamiento, lo que permitió que la compra y venta de valores llegara a una etapa mucho más abierta y en alguna medida popular al menos en lo que respecta a la época.[2]

 

Interesante también fue el hecho de que en el Decreto de Gabinete 248 del 16 de Julio de 1970 se reglamenta el funcionamiento de las empresas denominadas como Fondos Mutuos, sus distribuidores y sus agentes vendedores.

 

A pesar de que se puede entender las razones del gobierno de turno en esa época, que buscaba complementar la creación de un centro financiero, este Decreto de Gabinete debió incluirse directamente dentro del Decreto de Gabinete 247 que creó la Comisión Nacional de Valores, ya que claramente, por las características del producto financiero, el mismo debió ser regulado por la Comisión Nacional de Valores.

 

Todas nuestras investigaciones nos llevan a descubrir que los fondos mutuos a finales de los 60’s y principios de los 70’s eran los instrumentos preferidos de los panameños. Obviamente, los fondos mutuos no estaban invirtiendo en Panamá, sino que eran fondos mutuos con base en los Estados Unidos, generalmente ofrecidos por firmas reconocidas, pero que como todo, nuestro mercado atraía a corsarios y filibusteros financieros que hicieron de las suyas en esa época, ayudados por la falta de regulación de estos productos.

 

De allí a que era sumamente importante para el gobierno de ese momento – el militar – el tratar de evitar que mas panameños siguieran perdiendo sus ahorros con personas inescrupulosas que no hacían nada más que hacerles perder sus ahorros bajo diferentes “esquemas financieros”, y que regular este producto era un paso significativo en las aspiraciones para ofrecer una nueva cara financiera para Panamá.

 

Por medio del Decreto 44 del 31 de Mayo, en plena crisis político económica, se aprobó este decreto con el propósito de autorizar la creación de Bolsas de Valores y se reglamenta su instalación y funcionamiento.

 

Esto se hizo, debido a que, como dice el Decreto 44, “las bolsas de valores son instituciones de beneficio publico, que tiene por objeto la prestación de todos los servicios necesarios para realizar en forma continua y ordenada operaciones con títulos valores con la finalidad proporcionarles liquidez”, probablemente la causa principal por la cual no se desarrollaba un mercado de valores en Panamá, a pesar de tener una legislación al respecto.[3]

 

Y por primera vez, vemos algún tipo de referencia al ahorro, cuando en el mismo considerando, el Decreto 44 dice lo siguiente: “Que el establecimiento de las bolsas de valores en la República de Panamá constituye una necesidad imperiosa para canalizar los ahorros, tanto nacionales como extranjeros, hacia actividades que produzcan la generación de nuevos empleos y la reactivación de la economía nacional”. [4]

 

Aquí vale la pena recordar el marco político económico del país, el cual se había trastocado a partir del mes de junio de 1987, luego de las declaraciones del recién “retirado” Coronel Roberto Díaz Herrera, ex Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, cuando reveló como se hizo el fraude sobre las elecciones de 1984, como reanunciaron a Nicolás Ardito Barletta en 1985, cuanto pagó el Sha de Irán para hospedarse cómodamente en Contadora en los años 70, su vinculación con el cobro sobre las visas a exilados cubanos, en fin, declaraciones que fueron el detonante para que la sociedad civil se revelara ante el comandante de turno en una época donde reinaba el militarismo en nuestro país.[5]

 

Se tenía que hacer algo para incentivar la economía del país, que estaba saliendo de una huelga generalizada que incluyo el cierre de todos los bancos del país por un par de meses, la falta de liquidez en el país, el congelamiento de las cuentas del sistema bancario en Panamá, así como medidas económicas por parte del gobierno de los Estados Unidos contra el gobierno de Panamá que incluyo congelamiento de cuentas, no se remplazaban billetes viejos y deteriorados por parte del Fed, en fin, todo un caos económico, que se tradujo en varias acciones creativas por parte de los empresarios para contrarrestar las medidas económicas en contra del régimen de Noriega.

 

Toda una situación lo suficientemente difícil como para que algún tipo de reactivación económica sucediera en el país. Sin embargo, el gobierno de turno tenía que enfrentar la situación y vió una oportunidad en el mercado de valores, el cual necesitaba de una legislación que permitiera la creación de un lugar donde se pudiesen intermediar todos los productos financieros del mercado de valores.

 

Interesante también en este decreto, es el hecho de que por primera vez se mencionan los títulos emitidos por el gobierno como parte fundamental del mercado de valores cuando dice que “las bolsas de valores que operen en el país estarán obligadas a mantener un mercado de valores emitidos o autorizados por el Estado”. [6]

 

Esto es interesante, ya que hasta ese momento, el Estado negociaba sus títulos – generalmente bonos – al margen de una bolsa de valores (ya que para ese tiempo no existían), ya que el Decreto 247 no había previsto ni la creación de las bolsas de valores, ni la negociación de los títulos emitidos o autorizados por el Estado bajo este Decreto de Gabinete.

 

“En 1989 cuando Panamá atravesaba por la peor crisis política y económica de su historia republicana, un grupo de empresarios trata de cristalizar uno de los proyectos más anhelados por la comunidad financiera local, la fundación de una bolsa de valores. Esta iniciativa del sector privado tenía como objetivo el operar un mecanismo centralizado de negociación en donde confluyesen libremente las fuerzas de oferta y demanda de valores, bajo los preceptos de transparencia y equidad. Para tal fin se crea la Bolsa de Valores de Panamá, S.A. (BVP). El 26 de junio de 1990 la BVP inicia operaciones al llevar a cabo su primera sesión de negociación, con lo cual se inicia una nueva etapa en el desarrollo del mercado de valores en Panamá.”[7]

 

Con la promulgación del Decreto Ley 1, del 10 de Julio de 1999, por la cual se crea la Comisión Nacional de Valores y se regula el mercado de valores en la República de Panamá, se hicieron cambios fundamentales en el mercado de valores, mucho mas allá de suplantar el Decreto Ley 247 de 1970, que creó la Comisión Nacional de Valores originalmente.

 

Pero como en los decretos anteriores, este tampoco hace mención ni directa ni indirecta sobre la promoción del ahorro, y mucho menos de ofrecer un mercado de valores democrático que realmente llegue a la mayor cantidad de usuarios – inversionistas y emisores, sin distingo de tamaño y/o poder económico.

 

Difícilmente una entidad, pública o privada al servicio del público en general promoverá algún tipo de actividad, si la misma no está enmarcada en sus estatutos, leyes, directrices, reglamentos, objetivos, etc. por lo que sería ilógico pensar que ni la Comisión Nacional de Valores ni la Bolsa de Valores de Panamá son instituciones que promoverán la participación democrática de inversionistas y emisores. Ni la ley, ni el mercado, están hechos para incluir, como jugadores, a pequeñas y medianas empresas, y mucho menos a los pequeños ahorristas e inversionistas.

 

Pero, ¿que es realmente lo que estamos buscando en la Comisión Nacional de Valores o en la Bolsa de Valores de Panamá?

 

Sabemos que las reglas del juego están mas que dadas en el mercado, y las mismas se ven democráticas. Además, como ente regulador, la Comisión Nacional de Valores no puede promover directamente entre los posibles participantes a que entren en el mercado.

 

Pero lo que si puede hacer es comunicar, educar, entrenar y hacer posible la entrada de cualquier posible emisor al mercado. La principal razón por la cual las empresas no desean entrar en el mercado de valores es por el hecho de tener que presentar sus estados financieros a todo el mundo.

 

De la misma forma, los inversionistas, para poder entrar al mercado, deben tener cierto grado de formación financiera para poder analizar la inversión en el producto financiero específico y así no estar en desventaja y saber lo que está haciendo.

 

En el mercado de valores se participa con un interés eminentemente personalista, en cierto grado egoísta y el gran motivador es sin duda el dinero y la ambición. La empresa emisora de valores quiere obtener financiamiento al menor costo posible, el intermediario que negocia con los valores quiere obtener la mejor comisión posible y el inversionista institucional o individual quiere obtener el mejor rendimiento posible en su inversión. [8]

 

Todos están por obtener la mejor ganancia posible. Cuando el sistema funciona bien todos creen, paradójicamente, obtenerla. Detrás de esta realidad, hay una imperiosa necesidad para la colectividad de que existan empresas que produzcan los bienes y servicios que todos consumimos a diario, y que emprendedores acometan nuevas aventuras, que inventen e innoven, que asuman riesgos, para que la sociedad progrese. A todos nos interesa que dichas empresas obtengan los financiamientos al menor costo.[9]

 

Con estos comentarios del Doctor Barsallo, ex Comisionado Presidente de la Comisión de Valores de Panamá, tenemos una excelente cita sobre lo que es el mercado de valores actual en nuestro país.  Más adelante, en este mismo artículo, el Lic. Barsallo dice: “Se quiere que el inversionista institucional, los bancos, los fondos de pensiones, las aseguradoras, pueda invertir en las empresas productivas y logren para sus accionistas o participes los mejores rendimientos. Sobre todo teniendo en cuenta que estos participes pueden ser personas individuales que no han entrado a participar en el mercado voluntariamente sino que son llevados a él indirectamente, como por ejemplo, los empleados de una empresa en lo que se refiera al fondo de cesantía o los trabajadores públicos en lo que se refiere al SIACAP”.

 

Lo interesante de todo el artículo del Doctor Barsallo llega con este último párrafo al decir que “se requiere que Juan y Carmen, joven pareja privilegiada en nuestro país, de contar con recursos suficientes, puedan invertirlos, que no es lo mismo que ahorrar. Y que partiendo de la premisa que el intermediario que los asista ha estudiado cuidadosamente su perfil y su tolerancia al riesgo, pueda recibir de estos valores quizás un X% rendimiento. Con este rendimiento podrán generar los suficientes fondos para educar a sus hijos, para asegurarse una jubilación o lo que estimen de interés para ellos. Lo anterior, definitivamente no podrán lograrlo con el rendimiento de simples y tradicionales ahorros.”

 

Al final, el Doctor Barsallo concluye que “lo antes descrito es la realidad humana que está detrás del mercado de valores y por ello es tan importante su buena regulación y supervisión, para generar la confianza necesaria para que todos los actores descritos, emisores, intermediarios e inversionistas, se animen, sin reparos, a participar en esta actividad imprescindible en toda sociedad moderna y desarrollada o que aspira a desarrollarse.”

 

Luego de haber elaborado este escrito sobre la realidad, el Doctor Barsallo termina concluyendo lo que estamos tratando de probar con la monografía – que el mercado de valores debe llegar a los pequeños inversionistas que pueden convertir sus ahorros en inversiones buscando un mayor rendimiento, y participando en un mercado noble, con buenos rendimientos, bien regulado y con una oportunidad de crecimiento increíble.

 

El Mercado de Valores debe ser una alternativa de ahorro e inversión para todos los panameños. También debe ser una alternativa de financiamiento para cualquier tipo de empresa. El reto de esta monografía es encontrar la mejor forma de conseguir estos dos objetivos, ya sea trabajando con la ley que tenemos o tratando de establecer las modificaciones que sean necesarias para que esto funcione.

 

Pero independientemente del marco legal, tenemos que tomar conciencia todos en el mercado, que debemos poner nuestro grano de arena para que esto sea una realidad, ya que actualmente, si no es un cliente con miles de dólares para invertir o una emisión de varios millones de dólares, no nos interesa.



[1] Decreto de Gabinete 247 del 16 de Julio de 1970. Título I, Artículo 2do.

[2] Aspectos Básicos del Mercado de Valores de Panamá, publicación oficial de la CNV por Jorge Alexander Olivarría, pp. 15

[3] Decreto 44 del 31 de mayo de 1988, en el Considerando.

[4] Decreto 44 del 31 de mayo de 1988, en el Considerando

[5] 20 años de una confesión. José Quintero De León. La Prensa, Junio 7, 2007.

[6] Decreto 44 del 31 de mayo de 1988, Artículo 7

[7] Website de la Bolsa de Valores de Panamá, Sobre Nosotros – Historia y Evolución de la Bolsa – Reseña Histórica

[8] ¿CÓMO LO BENEFICIA A USTED EL MERCADO DE VALORES? Carlos A. Barsallo P. Comisionado Vicepresidente Comisión Nacional de Valores

[9] ¿CÓMO LO BENEFICIA A USTED EL MERCADO DE VALORES? Carlos A. Barsallo P. Comisionado Vicepresidente Comisión Nacional de Valores

El Mercado de Valores como alternativa de ahorro e inversión

La historia del mercado de valores en los Estados Unidos data de hace más de 200 años atrás. De acuerdo a la historia, el gobierno colonial decide financiar la guerra vendiendo bonos, notas del gobierno que prometían pagar con una ganancia en una fecha futura. Para la misma época, los bancos privados empezaron a levantar dinero al emitir acciones para obtener capital. Esto era un nuevo mercado, y una nueva forma de invertir el dinero, y una gran forma para los ricos de enriquecerse. Un poco mas adelante en la historia, mas específicamente en 1792, una reunión de los veinticuatros comerciantes mas grandes de la región resultó en la creación de un mercado que se llamó el New York Stock Exchange (NYSE). En esta reunión, los comerciantes decidieron el reunirse diariamente  en Wall Street para canjear acciones y bonos diariamente.[1]

Más adelante, a mediados de los 1800’s, los Estados Unidos estaba experimentando un rápido crecimiento. Las empresas necesitaban de fondos para asistir en la expansión requerida para satisfacer la nueva demanda. Las empresas también realizaron que los inversionistas podrían estar interesados en comprar acciones, o sea ser dueños parciales de la empresa. La historia ha demostrado que las acciones han facilitado la expansión de las empresas y el gran potencial del recién fundado mercado de valores, que se estaba convirtiendo cada vez más apetecible tanto a los inversionistas como para las empresas. Para el año 1900, millones de dólares de acciones estaban siendo tranzados en el mercado. En 1921, después de veinte años de estar negociándose en las calles, el mercado de valores empezó a transarse en una ubicación física. [2]

Como venimos mencionando desde la introducción, el mercado de valores se enfoca primordialmente en las grandes empresas – tal cual y como sucedió en los Estados Unidos – y en los grandes inversionistas, y ésta ha sido la historia desde los inicios del mercado de valores a nivel mundial.

El Doctor Carlos Barsallo en su artículo, LA COTIZACIÓN PÚBLICA DE ACCIONES SUS VENTAJAS PARA LAS EMPRESAS Y LA COMUNIDAD, nos dice, “ejemplo claro lo tenemos hoy en la economía de los Estados Unidos de Norteamérica. Evidentemente para que una comunidad pueda participar activamente en las ventajas del sistema se deben dar, entre muchos otros, dos elementos”:

Primero: Que para la persona exista un excedente en sus ingresos del que pueda entonces pensar destinar un porcentaje al ahorro y a la inversión. En este punto para muchos puede resultar cínico y hasta cruel hablar de ahorros e inversión cuando existe la mitad de la población sumida en niveles inaceptables de pobreza. Para las personas en la situación antes descrita lo primero es subsistir y luego de alcanzada esta meta (para otros dada por segura), entonces puede hablarse de planes para el excedente. No obstante la anterior realidad, existe otro grupo de la población que dispone de ciertos recursos (algunos más, otros menos) y que podrían (de hecho lo son) ser canalizados al ahorro y a la inversión. Ciertamente algunos patrones culturales tendrían que cambiar para lograr una mejor cultura de ahorro. En cuanto a la inversión también se necesita mucha educación y confianza en reglas de juego claras, justas y transparentes. Aunque sea a largo plazo esta educación y familiarización con la inversión debe iniciarse a temprana edad de manera que se rompan temores y estereotipos de que el tema está reservado a ciertos grupos o círculos.[3]

En Panamá sí tenemos una gran parte de la población que ahorra. Obviamente no llega a los niveles de los paises desarrollados, sin embargo, es una cifra significativa tanto en su total absoluto como en su promedio per cápita. Es más, en la grafica 1, verán cómo se compara el ahorro per cápita de Panamá con el resto de Centroamérica.



Ahorro en Centroamérica y República Dominicana


Ahorros
Ahorros per
País
US$ MM
Cápita
Costa Rica
7,270
1,653
El Salvador
5,606
802
Guatemala
9,505
728
Honduras
991
132
Nicaragua
852
152
Panamá
12,442
3,789
Rep. Dominicana
2,290
248
Total
38,954
778

GRAFICA 1
Fuente: Compilación sobre Centroamérica. MEM Consultants 2008.

En los Estados Unidos, para el año 2001, encontramos que el M1 (una de las medidas de la oferta de dinero en el país) per cápita fue de $4,123, y si nos vamos hasta el M3 per cápita el mismo sube a $26,804. El M1 incluye todo lo que es líquido e incluye todo el efectivo en manos de la gente, cheques viajeros, cuentas corrientes y otros depósitos que permitan la emisión de un cheque. En el M2, se incluye el M1 mas cuentas de ahorros, depósitos a plazo de menos de $100,000 y los balances de fondos mutuos en cuentas de Money Market.

Para encontrar una mejor medida, por lo menos para el año 2001, restamos el M2 del M1 para ver los depósitos de ahorros y depósitos a plazo fijo, y lo dividimos por la población de Estados Unidos en ese año y nos da como resultado la suma de $14,423 per cápita, que es 3.8 veces la cantidad de Panamá.

Por lo anterior, y a pesar de que nuestras cifras son halagadoras si nos comparamos con el resto de Centroamérica, todavía tenemos que hacer mucho por nuestras cifras de ahorros para poder compararnos con los países desarrollados. Nos falta, pero vamos por buen camino.

El Mercado de Valores de Panamá negoció durante el año 2007 la suma de $2,284,091,150.72, cifra que representa el 15.0% del saldo de cuentas de ahorros y depósitos a plazo fijo en nuestro país para ese mismo año (US$15,185MM). Y si sumamos estas cifras, el monto de ahorro e inversión para nuestro país asciende a la suma de US$17,469MM, cifra nada despreciable y equivalente al PIB de ese mismo año.

Por lo anterior, si podemos decir que Panamá está en el camino correcto para aumentar sus montos para ahorro e inversión y colocarse a la par de paises desarrollados, pero de la misma forma sabemos que no todos los panameños somos capaces de poder ahorrar ya que nuestros ingresos están cubriendo solo nuestros gastos mensuales y no existe un sobrante que les permita ahorrar a las grandes mayorías.

Ahora que ya sabemos que si existe el dinero para ahorro e inversión, que es un promedio per cápita bastante interesante y el mayor de Centroamérica y Republica Dominicana, y que estamos encaminados a alcanzar los niveles de los paises desarrollados si seguimos desarrollando nuestra economía, debemos analizar que es lo que está sucediendo en el mercado realmente.

Muchas personas establecen una marcada diferencia entre lo que es ahorrar y lo que es invertir. En el primer caso, la mayoría de las personas ahorran con el propósito de guardar algo de sus ingresos para un objetivo a corto, mediano o largo plazo. Las cuentas de ahorros navideñas, son una institución en nuestro país, y es la cuenta de ahorros preferida por la clase económicas más bajas, que en su gran mayoría dedican sus esfuerzos de ahorros para resolver un problema a corto plazo – comprar los regalos de navidad y de fin de año.

Ya cuando los ingresos llegan a ser considerados como de clase económica media, el nivel de estudios es un poco mas avanzado, y la familia tiene más de un generador de ingresos, los objetivos pasan a ser de mediano plazo, como por ejemplo, comprar una vivienda nueva, comprar un auto nuevo, arreglar la vivienda actual, enviar a los hijos a la universidad, e inclusive establecer un pequeño negocio.

Si la bonanza económica de la familia continúa, es cuando en la misma se empieza a pensar a largo plazo realmente, y el invertir para la vejez hace sentido. Aquí la edad tiene mucho que ver en la decisión, ya que cuando uno está joven, entre 20 y 35 años, está soltero y no tiene muchas preocupaciones, las perspectivas de ahorro o inversión a largo plazo no están entre las prioridades de este grupo de personas. Cuando se casan, tienen hijos y su edad empieza a sobrepasar los 35 años, los ahorros e inversiones amasado a largo plazo hacen más sentido, y su prioridad empieza a subir a medida que pasan los años.

Por otro lado, el panameño está empezado a aprender a no depender de una jubilación de la Caja de Seguro Social, hecho que se hizo mas fehaciente cuando en el 2004, la Caja de Seguro Social estuvo a un tris de declararse en quiebra ya que el modelo de pirámide que tiene se ha hecho obsoleto y debido a que menos personas empezaron a cotizar en la Caja de Seguro Social por la crisis económica de 2001-2004.

El sistema de pirámide de la Caja de Seguro Social hace que los nuevos cotizantes paguen por las jubilaciones de los viejos cotizantes. Pero este esquema solo funciona si la población cotizante crece. Si la misma empieza a estabilizarse, e incluso a decrecer, como en los paises desarrollados en general, y en el caso de Panamá en particular, debido a que el crecimiento de nuestra población empezó a comportarse como uno de un país desarrollado desde la década de los 90’s, menos gente tendría que cargar con las jubilaciones de los antiguos cotizantes. Obviamente es lo que ha empezado a suceder en todos los paises del mundo que mantienen este esquema, por lo que todos se han visto obligados a establecer reformas de manera tal que los sistemas de seguridad social no quiebren o desaparezcan.

Si le adicionamos que la política económica del país durante el quinquenio 1999-2004 no fue la mejor, y nos llevó a un estancamiento de la economía, con índices de crecimiento de alrededor del 2% por año, implicaban que se iban a dar despidos de asalariados cotizantes, por lo que el sistema de seguro social en vez de crecer, cada vez se hacía mas pequeño. –todos estos cotizantes se tuvieron que hacer micro empresarios para no morirse de hambre, y debido a la gran cantidad de trabas que existen para que los independientes coticen, muy difícilmente estos ex-cotizantes iban a volver fácilmente al sistema de seguro social.

Durante este quinquenio presidencial, la tendencia se ha reversado completamente, creciendo el sistema en el número de cotizantes, sin embargo, el programa de Vejez, Invalidez y Muerte, no ha podido revertir su tendencia a crear déficit anuales, pero todos los otros programas si la han revertido, e incluso están en superávit, el cual es mucho mayor al déficit del programa de IVM.

Con la aprobación de la Ley 10 del 16 de Abril de 1993, por la cual se establecen incentivos para la formación de fondos para jubilados, pensionados y otros beneficios, se incentiva la formación de Fondos de Pensiones Privados, de carácter voluntario, y complementarios a los beneficios de la Caja de Seguro Social.

La ley 10, en su artículo 2 establece que “las cuotas o contribuciones hechas a planes o fondos para pagar jubilaciones, pensiones y otros beneficios similares a los empleados del contribuyente o en beneficio propio del contribuyente, cuando éste sea persona natural, serán deducibles para efectos de la determinación de la Renta Gravable”, lo cual inmediatamente le permite a los ahorristas, tener un aliciente adicional, que no solo el de poder ahorrar a largo plazo, con tasas de rendimiento mas eficientes.

La ley establece que los planes de los fondos, deben ajustarse a las siguientes condiciones:

  • Una vez emitidos los planes, serán administrados por bancos de licencia general, incluyendo al Banco Nacional de Panamá y a la Caja de Ahorro, por compañías de seguros autorizadas para operar en el país o por fideicomisos constituidos de conformidad con las leyes de la República de Panamá que sean administrados por empresas con licencia fiduciaria expedida por la comisión Bancaria Nacional, y por las Empresas Administradoras de Sociedades o Fondos de Inversión autorizados por la Comisión Nacional de Valores del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI).
  • Estos planes deben ser voluntarios y complementarios, si fuera el caso, a los beneficios que concede el sistema del Seguro Social.
  • Que hayan sido aprobados por la Comisión Bancaria Nacional, en el caso de bancos y fideicomisos; por la Comisión Nacional de Valores del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), en el caso de Sociedades y Fondos de Inversión; y por la superintendencia de Seguros y Reaseguro del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), en el caso de las compañías de seguros.[4]

Con esta ley, se establecieron 2 empresas principales, las cuales compiten por el mercado de fondos de pensiones, fondos de cesantía y los fondos de SIACAP, básicamente. El producto de fondos de pensiones es el principal producto de este abanico, el cual  se maneja como un patrimonio separado a la administradora, que va creciendo con los aportes de todos los afiliados y se invierte en el mercado en busca del mejor rendimiento. Estos Fondos se depositan o llevan la contabilización en cuentas individuales que pertenecen al cliente afiliado. También, existen empresas que realizan aportes a nombre del empleado conociéndose la misma como "Aporte Contributivo".[5]

Interesante también es que a pesar del público en general tiene acceso al mercado de valores indirectamente, con un instrumento que funciona bastante parecido al fondo mutuo, invirtiendo en valores comerciales, especialmente en nuestro país, y en instrumentos de renta fija únicamente.




Como se invierten los fondos en Progreso


GRAFICA 2
Fuente: Website de Progreso

En el caso de Profuturo, según su información, ellos van más allá de solamente administrar sus depósitos, sino que funcionan más con el apetito de inversión y el perfil que tenga el inversionista.


GRAFICA 3
Fuente: Website de Profuturo

También utilizan otros factores para determinar lo que el inversionista puede acceder:



Tipo de Plan de acuerdo a otros factores


GRAFICA 4
Fuente: Website de Profuturo

Estas dos empresas son lo más parecido a un broker independiente, como Merryll Lynch, Payne Webber, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Bear Stearns  y otros, los cuales se dedican a ofrecer sus productos del mercado de valores a la mayor cantidad de clientes utilizando diferentes tipos de plataformas y sucursales.

Si ya este tipo de empresas, están atacando el mercado con productos sofisticados, ¿porque no seguir con la licencia de casa de bolsa y comprar un puesto de bolsa, para aprovechar su infraestructura física y de talento para ofrecer más productos en el mercado?

Esta sería un complemento a las operaciones actuales, que les permitiría obtener más ingresos, tener una base mas amplia de clientes al detal, sacarle más provecho a sus estructuras actuales buscando más productividad y eficiencia, y al final del día maximizar las ganancias de la empresa.

¿Donde está la traba? Probablemente por el hecho de que en ambos casos, sus accionistas son bancos, que ya de por sí son casas de bolsa, y esta sería una competencia directa a los mismos.

PUESTOS DE BOLSA ESTABLECIDOS EN LA BOLSA DE VALORES DE PANAMA
PUESTO DE BOLSA
BANCO
BAC VALORES
BAC
BANCO NACIONAL DE PANAMA
NACIONAL
BANISTMO SECURITIES
HSBC
BG INVESTMENT
GENERAL
CITIVALORES
CITIBANK
CREDICORP SECURITIES
CREDICORP
GENEVA ASSET MANAGEMENT
ALIADO
GLOBAL VALORES
GLOBAL
HSBC SECUTIRITES
HSBC
INTERBOLSA

LAFISE VALORES
LAFISE
MMG ASSET MANAGEMENT

MULTI SECURITIES
MULTIBANK
MUNDIAL ASSET MANAGEMENT

TOWER SECURITIES
TOWERBANK
VALORES CUSCATLAN
CITIBANK
WALL STREET SECURITIES
GENERAL

GRAFICA 5
Fuente: Website de Bolsa de Valores de Panamá, compilado por Miguel Magallon

Aquí en Panamá, los puestos de bolsa, en su inmensa mayoría, forman parte de algún grupo bancario. De los 17 puestos de bolsa en la Bolsa de Valores de Panamá, 14 pertenecen a bancos locales y solo 3 son independientes.  De las 43 Casas de Bolsa, 20 responden a directrices de grupos bancarios, y 18 tienen relación directa con puestos de bolsa. Es decir, estas son las únicas que realmente tienen acceso directo al mercado de valores en Panamá. Las otras tendrían que hacerlo como clientes institucionales de alguno de los Puestos de Bolsa establecidos.

La persona a quien la Comisión Nacional de Valores otorgue una licencia de Casa de Valores solo podrá dedicarse al negocio de casa de valores, salvo en el caso de los bancos. No obstante, la persona a quien se le otorgue una licencia de casa de valores podrá prestar servicios y dedicarse a actividades y negocios incidentales del negocio de casa de valores tales como el manejo de cuentas de custodias, asesoría de inversiones, administración de inversiones de sociedades de inversión,  y el otorgamiento de préstamos de valores y de dinero para la adquisición de valores. La comisión podrá restringir las actividades que lleven a cabo las casas de valores cuando lo considere necesario para proteger los intereses del público inversionista.[6]

Lo interesante de este artículo 27 del Decreto Ley 1 de 1999 es que permite la participación directa de los bancos como Casas de Bolsa. Interesante ya que, a pesar de que estamos claros que el mercado de valores tiene en la banca el componente principal del mercado, también es un elemento que perturba el mercado, ya que tiene un problema de conflicto de intereses. Y esto es así ya que como podemos pedirle a un banco a que mueva a sus clientes directos en cuentas de ahorros y Depósitos a Plazo Fijo, a que inviertan en el mercado de Valores, ya que dejarían ser clientes directos del banco, afectando la tesorería y la liquidez del mismo.

Entonces, si solo tres puestos de bolsa son “independientes” y sus acciones no competirían directamente con la captación de depósitos en el banco, por que ninguno de ellos ha entrado de lleno en el negocio al detal? Por ejemplo, en el caso de Mundial de Valores, y a pesar de que forman parte del Grupo Mundial, propietario también de Banvivienda, no han sacado provecho a su red de clientes a través de Aseguradora Mundial para ofrecerles los valores comerciales de una forma más eficiente.

Parece que las casas de bolsa están jugando al mismo juego de la banca en los años 70, donde esperaban a que el cliente les llegara para poder venderle sus productos. Los bancos, a partir de los 80’s y con la creación de la banca consumidora, empezaron a ir al mercado a buscar a los clientes, ofreciéndoles sus productos y servicios de una forma mas eficiente, y que al final del día les sirvió para crecer y ganar mas dinero.

Antes de proseguir con este tema, veamos un par de concepciones del mercado, específicamente del lado de la demanda, como por ejemplo, ¿quien puede invertir en el mercado de valores? De acuerdo a Zaida Llerena, “Es la pregunta que muchas personas se hacen al leer en las noticias el monto negociado en la Bolsa de Valores de Panamá o la nueva emisión de valores de Banistmo. Sin embargo, ¿quién es la persona indicada para contestar esta interrogante? Los corredores de bolsa debidamente autorizados por la Comisión Nacional de Valores (CNV) pueden darle una respuesta. Para esto, usted tiene que seleccionar, primero, un corredor de bolsa y entrevistarse con él en las oficinas de la casa de valores (con licencia de la Comisión Nacional de Valores) donde labore y en ese momento él le va a solicitar una serie de información como la cantidad de dinero que tiene para invertir, el tiempo durante el cual no se va a disponer de esos recursos, el rendimiento que se quiere obtener de la inversión y el riesgo que quiere asumir.”

En este mismo artículo, Llerena da más información y tips que se deben seguir, buscando las mejores para los posibles inversionistas. “Es importante que a la hora de elegir su corredor de bolsa, considere factores como su personalidad, la filosofía de inversión de la casa de valores donde labora, la calidad de las investigaciones realizadas por él o por la casa de valores, otros servicios que le pueda ofrecer y las comisiones que le va a cobrar. Es fundamental que entienda toda la información que él le explica porque usted tiene la última palabra y es el responsable en la decisión de invertir.”

Ahora, mientras selecciona su corredor de bolsa, le podemos decir que algunos asesores financieros recomiendan que invierta en acciones o bonos a largo plazo cuando posea un seguro de salud y vida, un plan de jubilación, una vivienda y dinero ahorrado para atender cualquier urgencia familiar durante algunos meses.[7]

Obviamente, este tipo de recomendación es válida, si el inversionista está invirtiendo en acciones, las cuales tienen un rendimiento bastante especulativo y que generalmente requiere de cierta información financiera y de un manejo mas especializado.

Sin embargo, cuando estamos hablando de inversión en valores de renta fija, probablemente nos estemos encontrando con un inversionista que esté buscando un producto financiero, aunque un poco mas sofisticado, que le rinda mas que una cuenta de ahorros o un depósito a plazos fijo, especialmente cuando nos encontramos con épocas, como ésta, cuando las tasas de intereses que pagan los bancos no atraen ni a un niño de 6 años a que ahorre.

Cuando un inversionista decide comprar acciones se convierte en propietario de una parte de la empresa y esto, por lo general, lo realiza con la expectativa de recibir al menos un retorno adecuado sobre su inversión, es decir, una cantidad de dinero suficiente para justificar el riesgo adquirido con la transacción. No obstante, se puede decir que el inversor podrá obtener sus mayores ganancias por su capital invertido, de acuerdo, con la revalorización que se haya efectuado en esas acciones entre el momento en que se compraron y en el que se vayan a vender.[8]

En el caso de los bonos, el inversionista solo esta “prestando” su dinero por un período de tiempo determinado, y a una tasa de interés – la cual puede ser fija o variable, de acuerdo a las directrices del prospecto informativo que todos los inversionistas deben tener o pedir a su corredor de bolsa.

Por último, resulta significativo que todo inversionista sepa que la información antes señalada la podría conseguir a través de tres fuentes importantes:

·         Literatura sobre la empresa (informes anuales, estados financieros, discursos del gerente, periódicos)
·         Investigaciones realizadas por analistas de valores.
·         Medios informativos (periódicos, canales de televisión financieros y páginas de Internet)[9]

A pesar de que no parece existir ningún tipo de trabas legales para que realmente exista una atención a todo el público ahorrista, si nos encontramos con el artículo 60 de la Ley 1 de 1999, el cual protege a los pequeños del mercado.

“Las organizaciones autorreguladas establecerán las tarifas, las comisiones las contribuciones y los cargos que cobrarán a sus miembros. La comisión solo podrá oponerse a estos en los siguientes casos:

  • Si no son razonables en relación con los servicios prestados, en perjuicio de los intereses de sus miembros o del publico inversionista
  • Si son discriminatorios para con alguno de sus miembros o usuarios
  • Si imponen un limite fijo a los ingresos que pueda percibir un miembro
  • Si no son compartidos equitativamente entre sus miembros”

Para lo anterior, todas las organizaciones autorreguladas deberán mantener informada a la Comisión Nacional de Valores de sus tarifas o de cualquier cambio que tengan las mismas, de manera que la CNV pueda analizarlas y decidir si está o no de acuerdo con ellas.

¿Cómo esto nos ayuda para los pequeños ahorristas e inversionistas? Que nos da una puerta por la cual nos podamos meter, de manera tal que a este tipo de inversionista se le pueda cobrar tarifas mínimas y así incentivar la entrada de los mismos al mercado.

Ahora bien, lo que proponemos es que en el mercado de valores de renta fija, los pequeños inversionistas y/o ahorristas puedan entrar con montos de $500.00, que sería una cantidad ni muy alta ni muy baja con respecto al mercado actual (que se maneja en niveles de $1,000).

Sin embargo, ahora necesitamos que realmente el negocio se convierta al detal, ya sea por medio de mini oficinas (ya que tampoco es que creemos que mañana mismo  correrán los pequeños inversionistas a invertir en el mercado de valores) o por medio de websites que le permitan al inversionista entrar en el mercado de una forma ágil y eficiente. Aquí, los entes del mercado interesados, ya que como los bancos habrán unos que sentirán la necesidad o el aliciente de entrar al mercado y no se pueden obligar a que atiendan a los pequeños inversionistas/ahorristas.

¿Que gana el mercado con estas acciones? Muchísimo, ya que la entrada de nuevos jugadores, la liquidez del mercado, y la diversificación de los compradores, son incentivos adicionales para que los emisores estén constantemente en el mercado, y que nuevos emisores entren a buscar financiamiento a un costo mas bajo.

¿Que ganan los inversionistas? Una alternativa de donde ahorrar o invertir su dinero buscando mejores rendimientos, en un mercado bastante controlado y regulado, con buenas garantías y un buen record de desempeño.

En este momento me gustaría volver a las Administradoras de Fondos – Progreso y Profuturo, las cuales deberían ser la punta de lanza de cualquier tipo de esfuerzos para ofrecer productos accesibles para todos los panameños.  Efectivamente, ya Progreso ofrece un producto con características similares a un fondo mutuo, por lo que definitivamente, si se pueden diseñar productos para el mercado de valores al detal. Lo que necesitamos es crearlos con las características necesarias para que los consumidores vean en ellos una alternativa de ahorro/inversión lo suficientemente apetecible que los anime a entrar en el mercado de valores.

Una idea específica podría ser la de utilizar una plataforma de inversión como la de los Fondos Mutuos, alineándolas de acuerdo al nivel de riesgo que los clientes tengan, y ofreciéndolas por medio de participaciones accesibles al publico, digamos de $50.00 en adelante – monto lo suficientemente decente para que una familia con ingresos totales de $1,000 pudiera probar. Es decir, que los clientes pudieran abrir una cuenta desde $50.00 y poder seguir comprando sus participaciones con estos mismos montos.

Obviamente, estas participaciones debieran incluir cierto grado de liquidez en el sistema, de manera tal que los inversionistas puedan utilizar sus fondos de acuerdo a sus necesidades.

También pudiera ofrecerse otros tipos de participaciones, las cuales pudieran ser a más largo plazo, con un rendimiento mínimo garantizado, pero que le permita a la administradora de fondos el poder planificar más a largo plazo sus inversiones, buscando mejor rentabilidad a los clientes finales.

Al final del día lo que importa es que estas modalidades de inversión al detal sean lo suficientemente atractivas, en rendimiento y en monto, para que los consumidores las prueben.


[1] Stock Market Investing Guide – a brief overview to basics of investing in stock market.
[2] Stock Market Investing Guide – a brief overview to basics of investing in stock market.
[3] LA COTIZACIÓN PÚBLICA DE ACCIONES SUS VENTAJAS PARA LAS EMPRESAS Y LA COMUNIDAD. Carlos A. Barsallo P., Comisionado Vicepresidente, Comisión Nacional de Valores
[4] Ley 10 de 1993. Artículo 2.
[5] Website de Progreso. Fondo de Pensión.
[6] Decreto Ley 1 de 1999, Articulo 27
[7] ¿QUIÉN PUEDE INVERTIR EN EL MERCADO DE VALORES? Zaida H. Llerena S.
Asesora Legal Comisión Nacional de Valores
[8] LO QUE SE DEBE CONSIDERAR AL TOMAR LA DECISIÓN DE INVERTIR EN
ACCIONES: Zaida H. Llerena S. Asesora Legal Comisión Nacional de Valores
[9] LO QUE SE DEBE CONSIDERAR AL TOMAR LA DECISIÓN DE INVERTIR EN
ACCIONES: Zaida H. Llerena S. Asesora Legal Comisión Nacional de Valores